Transformar todo lo que nos sucede en materia para el arte, según Borges

Jorge Luis Borges es un escritor que está cifrado en su totalidad en (casi) cualquiera de sus frases, aunque es más fácil ver su resplandor en ciertos sitios.

Una de esas frases que revelan el álgebra del escritor argentino es la siguiente:

Un escritor –y, creo, en general todas las personas– debe pensar que lo que le suceda es un recurso. Todas las cosas nos han sido dadas con un propósito, y un artista debe sentir esto más intensamente. Todo lo que nos sucede, incluidas nuestras humillaciones, nuestras desgracias, nuestras vergüenzas, todo nos es dado como materia prima, como arcilla, para que podamos dar forma a nuestro arte.

Esta frase fue citada por Susan Sontag en su Carta a Borges y nos revela el ejercicio particular de un escritor que escarba en cualquier parte, incluso en lo ordinario, pero sobre todo en el sufrimiento, para encontrar su materia prima, como el alquimista que hace la piedra filosofal con la tierra oscura. La vía áspera conduce a las estrellas.

Aunque Borges es el escritor prototípico, portero, si lo hay, del paraíso de la literatura (que es una hermosa y fantástica biblioteca), sus palabras trascienden la labor del autor. Se trata de la sabiduría universal que habla, casi con una forma de estoicismo transfigurado en arte. Uno puede escuchar un consejo más o menos similar en una terapia psicológica llena de lugares comunes, pero las palabras cobran fuerza por la experiencia y por su calidad literaria, la forma misma es su fondo.

La mente mágica de Borges se vuelve parte del que escucha, del que atiende intensamente a las palabras y a su propia experiencia y la reconduce al arte.

Deja un comentario