1. Crea tu propio método
Virginia Woolf buscó lo que ella llama su “método”, un procedimiento que le permitiera expresar sus preocupaciones literarias, políticas y personales. Su técnica del monólogo interior es una de las contribuciones más importantes a la novela moderna.
2. Ten una disciplina
Desde su época de soltera, Virginia Woolf ya dispuso de una habitación propia, que alquiló junto a su hermana Vannessa en Sussex. Monk’s House. En esta, su última residencia, tenía un cobertizo con vistas al monte Caburn, donde situó su escritorio y escribió todas las mañanas, excepto los domingos. Desde ese cobertizo partió hacia la muerte.
3. Lee a los clásicos
Woolf admiraba a los clásicos griegos, que fueron muy importantes en su formación, así como a John Milton, William Shakespeare, Jane Austen, Walter Scott y George Eliot, en cuyas lecturas se sumergía una y otra vez.
4. Escribe un diario
La autora escribió su diario -que consta de más de 26 volúmenes- desde 1915 hasta cuatro días antes de su suicidio en 1941. Este método de escritura fluida y sin exigencias le permitía descansar de la escritura de ficción.
5. Confía en tu talento
Aunque obsesiva y perfeccionista, siempre fue ambiciosa con respecto a sí misma y a su trabajo, y ya desde el comienzo de su carrera se consideró parte de una élite de talento.
6. No te apresures
Virginia Woolf sostenía que el escritor debe escribir mucho, pero no apresurarse, y siempre anduvo en busca de su ritmo interior, de las emociones más escondidas.
7. Enfréntate a tus fantasmas
La literatura permitió a Virginia exorcizar sus demonios. En el momento de escribir bordeaba su propia enfermedad para crear personajes llenos de matices, que plasmaran lo que realmente somos, con todas nuestras vulnerabilidades.
8. No devalúes tu obra
Para Woolf, la «escritura bella» era un mero artificio mecánico que se quedaba en la superficie y no añadía nada a la verdadera recreación de la vida, llena de sutiles matices.
9. Sal de casa
Disfrutaba dando largas caminatas por la campiña, en las que recitaba en alto sus textos, modelando con la voz la fluidez de lo que escribirá más tarde; o por Londres, paseos que le servián de inspiración.
10. Pon en valor tu trabajo
Virginia Woolf fue una gran defensora del derecho de las mujeres a la independencia, fueran escritoras o no. Uno de sus mayores legados es el cuestionamiento de la mujer en la literatura y la producción intelectual.