Rincón de Palabras entrevistó a Luciana Vázquez, autora de El pajarito que quería volar pero le tenía miedo al cielo, quien contó sobre su vida y cómo llegó a publicar su primer libro.
“(La literatura) Es generadora de otros mundos posibles, o tal vez donde todo es posible. Y en mi caso particular, me resulta generadora de diversión y creatividad”.
Luciana Vázquez
Soy docente del nivel inicial, también estudié por aquel entonces paralelamente varios años de la carrera de Cs. de la Comunicación en la UBA, pero no llegué a terminarla. Desde ese momento y quizás tiempo antes, intuí que me gustaba escribir y encontré algo más de comodidad para hacerlo en el estilo o formato de crónica. Digo encontré, porque en sí, nunca me resultó fácil escribir ni plasmar algo que no sea “relatar o describir” algo que había vivido o había visto. Claro que la facultad tenía el objetivo del “ser periodístico”, entonces todo era más relacionado a la “noticia”. Mientras tanto, el mundo de los niños, el mundo infantil, donde transcurrían mis primeros años laborales, iba creciendo y ganando historia y peso en mi vida.
Hoy llevo quince años trabajando en docencia y juego o recreación para chicos. Siempre les leí y narré cuentos haciendo previas selecciones pedagógicas, según las edades y objetivos. Pero hasta entonces no había incursionado en la escritura infantil.
Recuerdo un año de mi vida, el de los 25, en que decidí llevar un diario escrito en la compu de todos los eventos importantes que sucediesen durante ese año, tanto a nivel social, político y también personal. Y cada día de todo ese año escribí un fragmento o un pequeño relato de lo que acontecía y dejé plasmado así la historia diaria entrecruzada con mi vida personal; entre el afuera y el adentro. Eso creo que fue lo que primero escribí con constancia oficialmente. Lo anterior eran anécdotas de viajes y relatos de sentimientos propios o sueños. ¡Y vaya si pasan cosas importantes en un año! Si mal no recuerdo era el año del Mundial, en el 2014.
¿Qué significa la literatura para mí? Creo que definitivamente es lo que me pasa por el cuerpo, las emociones y el afuera que muchas veces me vienen ganas de contarlo, de transcribirlo al papel casi como algo catártico.
El mundo literario está en mi vida y en mi casa desde siempre. Mi mamá era una gran lectora, fue escritora tiempo más tarde y me acercó al mundo de los libros sin ninguna exigencia. Recuerdo que lo primero que me dio para leer alrededor de mis once años fue Mujercitas, el clásico de Luisa M. Alcott. Tengo la vaga idea de que fue el primer libro largo que leí sola y de corrido. También me acercó a Juan Salvador Gaviota, El Principito y algunos bellos clásicos más para esa edad.
Desde que tengo uso de razón hay una gran biblioteca en casa, que se fue mudando donde fuéramos, con enormes cantidades de libros y géneros de todo tipo.
Lo segundo que me acerca mi vieja para leer, ya siendo más adolescente, fue Cortázar y algo de Sábato. Ahí, sin entender demasiado tal vez todo lo que leía, amé o disfruté la forma de relatar y describir contextos que estos autores tenían; sentía que podía imaginarme visualmente esos mundos. Creo que, en principio, estos autores me marcaron.
También desde muy chiquita recuerdo que visitábamos la Feria del Libro casi todos los años. Amaba algunos stands de libros infantiles, los reconocía año a año y con mis hermanos íbamos directo a sumergirnos ahí. Además, tenía la suerte de poder comprar alguno.
Otra de las cosas que me quedaron grabadas fue la frase que me decía mi mamá parafraseando a Borges: “Si el libro te aburre, dejalo que no es tu tiempo para leerlo”.
Hoy elijo autores argentinos más contemporáneos, como por ejemplo Mariana Enríquez.
Literatura infantil
El año pasado con la pandemia y la docencia a la distancia, los maestros empezamos a buscar un montón de recursos nuevos para llegar a los chicos. Sobre todo visuales. Un día se me ocurrió hacer juegos con el cuerpo a través de poesías o trabalenguas y pensé que en vez de buscar tanto material ya escrito, podía producirlo yo misma. Entonces comencé a escribir algunas pequeñas cositas y las filmaba en videos con imágenes o voz en off, narrándolas. Así surge la idea de escribir algo más en formato de cuento y animarme a mostrarlo a pesar de la vergüenza de exponerme.
Particularmente, el libro del pajarito aparece como idea un tiempo antes de la cuarentena, en un proyecto que inicié con una actriz amiga que se dedica al humor, y pensábamos en escribir algo “con filosofía y humor para chicos”. Costó muchísimo bajar ideas a la realidad infantil, pero de alguna manera ese camino que comenzó ahí concluye hoy en este cuentito que nos interpela sobre la libertad.
A través de la historia de este pajarito y sus miedos, intento que se abra un diálogo entre adultos y niños, donde se pueda hablar sobre la libertad. Qué es, qué sienten sobre eso, etc. El cuento tiene un final abierto donde ofrezco pequeñas secuencias disparadoras para conversar y elegir un final posible para esta historia.
Para finalizar creo que la literatura y el mundo de los libros nos conectan con nuestro interior de una manera hermosa, fantástica. Es generadora de otros mundos posibles, o tal vez donde todo es posible. Y en mi caso particular, me resulta generadora de diversión y creatividad.
A cualquier edad es interesante y enriquecedor acercarse al mundo de la literatura y las narraciones. Nunca se sabe dónde está el libro y el autor que nos pegue y nos llegue de tal manera que nos modifique.
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