Con tres libros publicados, Ñata empezó a escribir a los 77 años. Un hermoso ejemplo de que nunca es tarde para realizar nuestros sueños.
Ana Pilar Andrade tiene 95 años y se transformó en escritora a los 77. Además de publicar tres libros -en último en plena pandemia por el Coronavirus-, grabó audiolibros, relató cuentos para ciegos y conoció a Favaloro.
“Quería dejar este recuerdo a mi familia cuando ya no esté”. Su relato desde la computadora estremece y enorgullece a su familia.
Próxima a cumplir los 96 años el 1° de septiembre, con movilidad reducida y una sordera pronunciada, la abuela Ñata, como le dicen sus seres queridos, sigue a todo motor con su carrera de escritora.
Cuentos para la mañana, de Editorial hInvisible es una recopilación de 21 microrrelatos y siete poemas que la autora escribió durante los últimos ocho años y “habían quedado en el tintero”. Desde los 87 que va al Pepam, el Programa de Educación Permanente para Adultos Mayores que depende de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Allí, uno de sus profesores le sugirió publicar un libro con la recopilación de sus historias. Son cuentos cortos, de una o dos páginas, algunos son simples, ficcionales, con finales tan creativos y contundentes, mientras otros describen una realidad tan cruda que estremece como Josefina y Malena, Violencia de género y el poema Los niños pobres.
Ñata comenta que su familia es “el principal motor de su vida” y también la ayudó a publicar Cuentos para la mañana, el libro que, según ella, dejará como legado: su hija Marta Pardo es artista plástica; ilustró la tapa y algunas páginas, su nieta Carolina Bugnone (también escritora) seleccionó los cuentos, consiguió la editorial y le puso el título a la reciente obra de su abuela. Tadeo, su bisnieto, armó el video.
Con la convicción de que manejar la tecnología mantiene viva su juventud de espíritu, la abuela Ñata se conecta por videollamada con sus nietos que viven lejos, también chatea y postea desde su cuenta de Facebook, y se la ingenia para escribir sus cuentos en la notebook a pesar de sus limitaciones en su brazo derecho.

Ana Pilar descubrió su amor por la literatura en la escuela. “Desde muy pequeña me gustaba leer y escribir. En la primaria tenía la materia Lectura y Escritura y me gustaba mucho. Escribía poemas y otras cosas muy cortitas en un cuaderno. Cuando era joven iba a la Biblioteca de la UNLP para leer La interpretación de los sueños, de Freud”, recuerda. Allí, el Colegio Nº 45 “Dardo Rocha” en el barrio El Mondongo, también asistió René Favaloro. “Él iba un año más que yo. Una vez lo vi y conversamos en el acto por el centenario de la escuela. Es un genio de la medicina. Hay un monumento en la cancha de Gimnasia y un proyecto para llamar Doctor Favaloro al Bosque de La Plata”, acota Ñata. En el frente de su casa hay un mural con la imagen de Favaloro junto con otra del fallecido Padre Carlos Cajade de La Plata.
Además de su pasión por la escritura, Ñata se reconoce como narradora social: grabó audiolibros, una poesía de Nicolás Guillén y relató cuentos en la Biblioteca Braille y Parlante de la provincia de Buenos Aires. Y eso no es todo: desde que tenía 80 hacía teatro comunitario en las plazas en La Plata.